PSICOANÁLISIS Y VIDA COTIDIANA:
LA NAVIDAD
En Navidad, casi todos intentamos acercarnos un poco más a la familia, especialmente a esos parientes a los que apenas vemos o que más dificultades nos plantean a la hora de relacionarnos. Son unas fechas en la que cada año, parece tenemos la obligación de ser felices y de llevarnos bien con todo el mundo o al menos, de aparentarlo. Parece que en Navidad todos debemos ser mejores de lo que somos y vivir mejor de lo que vivimos habitualmente.
Con la llegada del nuevo año son muchas las personas que aprovechan para marcarse nuevos propósitos. Algunos se plantean sus propuestas, pero como si el decir fuese suficiente para el cumplimiento de algo, las olvidan a los pocos días y ya nunca hacen nada más. Otros, van trabajando a lo largo del año en busca de esos objetivos. Podemos diferenciar entonces a aquellos que se quedan en la propuesta y aquellos que establecen un plan de trabajo.
Los que se quedan en las palabras o pensamientos no conseguirán nada nuevo, seguirán pareciéndose a sí mismos.
Los que creen que la felicidad de encuentra en el camino del trabajo, trabajarán para conseguirse una vida mejor y para ello no es necesario esperar a fin de año.
Cuando uno no consigue lo que dice querer, aparecen sentimientos como la culpabilidad, impotencia, inutilidad, ansiedad. En vez de lamentarse por lo ocurrido, sería más adecuado aprender algo.
En Psicoanálisis decimos que cuando alguien no consigue lo que dice querer, es que no lo deseaba. No conseguir lo deseado es, a veces, el indicativo de que aún no lo deseamos lo suficiente, pero no hemos de cesar en el empeño. Todo esfuerzo tiene su recompensa. La única forma de transformar la realidad es a través de la acción.
Estamos, sin embargo, acostumbrados a esperar respuestas inmediatas a nuestras acciones. Es muy importante que aprendamos a tolerar la incertidumbre y no decaigamos. Hay que tener en cuenta que los resultados no son los que uno fantaseaba, sino otros que pueden hasta ser mejores. La realidad siempre es mejor que la fantasía. De lo que está sobrado el neurótico es de fantasía, lo que le falta es capacidad de trabajo.
Según el Psicoanálisis, el triunfo y el fracaso conllevan el mismo gasto psíquico pero, evidentemente, sabemos que las consecuencias son muy distintas.
Con estos argumentos está claro que nos quedamos sin excusas. Responsa-bilizándonos de la vida que tenemos todo está en nuestras manos para cambiarla. Para qué esperar al año nuevo, cuando hoy mismo podemos dar un pequeño paso para que nos vaya la vida mejor. Para qué esperar a Nochebuena cuando hoy mismo puedo prestar atención a otras personas.
El trasfondo cultural de la navidad está lleno de buenas intenciones, lo interesante sería convertirlas en acciones durante todo el año. Dar amor, regalar, compartir, estar con los seres queridos, celebrar.
Tal vez nos cueste abandonar los ideales, nos cuesta valorar las cosas que tenemos y deseamos una perfección que nunca va a producirse. Vivimos infelices y así morimos.
La enfermedad de este siglo es que no toleramos a los demás. Fomentamos el individualismo, la soledad. Pero cuando nos sentimos solos el mundo se derrumba, parece que no haya futuro. Nos alimentamos con nuestras lágrimas en lugar de ser más atentos con los demás. En lugar de valorar las diferencias, los encuentros y los desencuentros. Todo lo aprovechamos para separarnos. Está claro que así no llegaremos muy lejos.
Existen tres objetos que producen deseos, interés y atracción. La mirada, el habla y la escucha. Mirar genera deseo, hablar también, pero lo que realmente atrapa el deseo de otra persona es escucharle. Nadie se para escuchar a nadie, no nos interesamos de los otros, sino de nosotros mismos. Muchas veces el hecho de escuchar a una persona permite que se establezca una corriente afectiva. Un buen consejo para todo el año y, especialmente en navidad es este: escucha a los demás, suspende por un momento tus pensamientos, preocupaciones, egoísmos y escucha aquello que te muestra esa otra persona. De esta forma, estoy segura, descubrirás muchas cosas. Escuchar al otro da sentido a su forma de relacionarse y permite que podamos relacionarnos adecuadamente con él.
Ceder parte de nuestro egoísmo nos hará sentirnos mejor, facilitará y favorecerá nuestras relaciones y nos dará un placer social con beneficios a largo plazo.
En palabras del Poeta y Psicoanalista Miguel Óscar Menassa, nuestra riqueza es la riqueza de nuestras relaciones sociales.
No olvidemos que todo es más fácil cuando sonreímos, pero la sonrisa no es algo natural en el ser humano, también es un trabajo sonreír.
Helena Trujillo Luque
Psicoanalista
Telfs. 952 39 21 65 – 626 67 33 22