lunes, 28 de junio de 2010

Parejas en crisis durante las vacaciones

Colaboración en el interesante artículo: 
PAREJAS EN CRISIS DURANTE LAS VACACIONES de Consumer Eroski realizado por José Andrés Rodríguez.

Parejas en crisis durante las vacaciones

Muchas parejas que no pasan por una buena época creen, de forma errónea, que las vacaciones serán la solución a sus problemas
Por JOSÉ ANDRÉS RODRÍGUEZ
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Por fin llegan las vacaciones de verano. Después de tantos meses en los que muchas parejas apenas se ven por culpa del trabajo y las obligaciones domésticas, tienen todo el tiempo del mundo para estar juntos. Además, quienes se lo pueden permitir, tienen el aliciente de realizar algún viaje. Este periodo debería ser una época para afianzar la relación. Sin embargo, según el Instituto de Política Familiar, un tercio de las rupturas se registra después del verano, en el mes de septiembre, si bien conviene tener en cuenta que en agosto los juzgados disponen de menos personal o están cerrados y muchos de los procesos judiciales se trasladan al mes siguiente. Antes de tomar cualquier decisión, los expertos recomiendan ser conscientes de la situación, actuar en consecuencia y no idealizar las vacaciones como única solución a la crisis.

Para muchas parejas, las vacaciones de verano pueden convertirse en el punto y final para su relación. Arantxa Coca, terapeuta de pareja, pone el acento en que "el verano no es el culpable". Ocurre que las parejas que estaban mal, aunque no fueran conscientes de ello, se resienten mucho por el hecho de compartir más tiempo juntos. Si una pareja está bien, no supondrá ningún problema. Pero si tiene una crisis latente, que durante el resto del año queda en segundo plano debido a la actividad diaria -trabajo y niño-, cuando llegan las vacaciones, no hay excusas para afrontarla. Deben estar juntos muchos días. "Y eso es una prueba de fuego", afirma Coca.
Idealizar las vacaciones
Pasar unos días en la playa, realizar una escapada a alguna ciudad europea o irse de safari son proyectos muy estimulantes. Muchas parejas que son conscientes de que no pasan por una buena época creen que las vacaciones serán la solución. Opinan que, por el hecho de poder divertirse o descansar, encontrarán el elemento que les falta en la relación. "Sin embargo, es un error porque, por muy fantásticas que parezcan, no salvan una relación", insiste Coca. Además, hay quienes tienen mayores e irreales expectativas en sus vacaciones y la frustración posterior es muy importante.
¿En qué se traducen esas expectativas?, ¿Qué buscan las parejas durante el verano? "Conectar. Sienten que hay una distancia entre ellos y que ya no comparten la intimidad que les mantenía unidos", explica la experta. Ante una crisis de pareja, las relaciones sexuales resultan a menudo muy afectadas, tanto en cantidad como en calidad. Muchas parejas se sienten obligadas a practicar más sexo durante el verano. Creen que deben tener relaciones desde la primera noche de vacaciones, aunque prefieran dormir porque están cansados del viaje o ver una película en la televisión.
De igual modo, cuanto más lejano, exótico y caro es el viaje, "mayores son las expectativas que tienen depositadas en él". Algunas parejas apenas viajan y, cuando pasan por un bache, deciden hacer una gran escapada. "Es un síntoma de que buscan, en algún país lejano, algo que no tienen en su vida cotidiana. Quieren una segunda luna de miel", explica Helena Trujillo, psicoanalista de la Escuela Grupo Cero y terapeuta de pareja. Muchas personas idealizan las vacaciones y el amor. Esta combinación es, a menudo, una auténtica bomba de relojería.
Uno de los principales problemas de las relaciones de pareja, si ambos trabajan y tienen hijos, es el poco tiempo para la intimidad
"Piensan que en verano deben estar todo el tiempo juntos, pasarlo bien siempre, practicar mucho y mejor sexo, sentirse enamorados cada minuto. Pero eso es imposible", considera Trujillo. Es fundamental relajarse y dejar espacio al otro, porque si no, será muy difícil que este periodo sea positivo. Hay personas que piensan que sólo determinadas acciones demuestran el amor de su pareja por ellas, como pasear por la playa. De lo contrario, creen que ésta no las quiere, pero esto no es cierto. Se deben dejar de lado las idealizaciones.
Consejos para superar el mes de agosto
Una vez asumido que unas vacaciones no van a arreglar una relación que no funciona, se pueden poner en práctica una serie de consejos para evitar, en la medida de lo posible, las frustraciones. Hay que empezar por el principio: el primer día de fiesta, tras varios meses de estrés laboral y familiar es imposible desconectar, hay que aceptar que se necesitan 4 ó 5 días de adaptación. No se puede pasar de jornadas maratonianas en el trabajo y en el ámbito doméstico, al relax total. "El cerebro necesita varios días para reducir la velocidad poco a poco, sobre todo, si se tiene una profesión muy estresante y con mucha vida social. Hay que adaptarse a otro ritmo", explica Trujillo.
Los expertos recomiendan siempre poner sobre la mesa los deseos de cada uno. Embarcarse en un largo viaje o quedarse en una casa rural con varias parejas puede ser una tortura si no apetece y la pareja está mal. Las vacaciones son para relajarse, divertirse y desconectar. Coca aconseja a quienes pasan por una mala época que "no se compliquen con un viaje lejano, lleno de incomodidades y muy largo". Anima a compartir cuatro o cinco días en un lugar tranquilo, cerca de casa.
Un aspecto que se debe tener en cuenta es el carácter de los miembros de la pareja. Ambos deben tomar conciencia de cómo funciona la relación. Si son tranquilos y poco amigos de complicaciones, es preferible la opción del hotel cercano. Si necesitan actividades para sentirse bien, hay que buscar una alternativa más activa. También hay que ser cuidadosos con lasdiscusiones. A pesar de que casi todas las parejas discuten, en el caso de una pareja en crisis se puede caer en reproches muy duros, que empeorarán la situación. Trujillo propone "hacer lo mismo que cuando discutimos con el jefe o un compañero de trabajo: tomar distancia, acotar las discusiones al tema en cuestión, no sacar viejos reproches y, si no se llega a un acuerdo, aparcar el tema de disputa".
Tú con tus amigos, yo con los míos
No parece una mala opción tomarse unos días de vacaciones por separado, aunque no es una costumbre muy extendida en España. No obstante, según los días que se prevea pasar juntos -en algunos casos hasta 30 días o un mes-, parece poco aconsejable compartirlos todos con la pareja si la relación está en horas bajas. "Es una buena opción, tanto para parejas en crisis como para otras que funcionan bien", opina Coca. "Una recomendación es que terminen el periodo vacacional juntos, para compartir experiencias y enfocar el regreso a la rutina". No hay que pasar siempre cada minuto juntos, durante todos los días. "Hay que dejar espacio al otro, pero esta generosidad debe ser recíproca", aclara.
Tratamiento
A pesar de que el mes de agosto es el mes de vacaciones por antonomasia, no parece que sea el más tranquilo para los terapeutas, como señala Trujillo: "Muchos acuden a la consulta porque no están bien con su pareja y temen estos días o porque no saben si irse juntos o no". ¿Qué deben hacer las parejas en crisis durante el verano con respecto a su tratamiento? "Yo siempre aconsejo que no lo interrumpan, igual que también aconsejo que hagan algunas sesiones más intensas antes y después de las vacaciones", añade.
El regreso a la rutina
A las parejas en crisis que pongan muchas expectativas en sus vacaciones de verano les costará encontrar el desenlace que esperan. Es entonces cuando llega el desencanto. Si este periodo no ha sido como se deseaba, las parejas, tanto en crisis como no, deben ser muy cuidadosas con la vuelta a la rutina. Éste es uno de los motivos por los que se recomienda regresar con un par de días de antelación a la vuelta a la vida laboral. Los expertos aconsejan no tomar decisiones drásticas tras unas malas vacaciones, ya que surgen demasiadas emociones como para elegir con claridad. "Es mejor entrar de nuevo en la rutina para ver las cosas con más perspectiva", afirma Trujillo.

DÍAS SIN HIJOS
Los hijos son una gran fuente de satisfacción para sus padres y, cuando llegan las vacaciones de verano, es normal que quieran dedicarles mucho tiempo. Por un lado, desean disfrutar de ellos, y, por otro, se sienten en deuda por el poco tiempo que les dedican el resto del año. Pero uno de los principales problemas de las relaciones de pareja en que ambos trabajan y tienen hijos es el poco tiempo del que disponen para la intimidad. La pareja necesita tiempo para sentir que son más que un padre o una madre. Helena Trujillo señala que "quizá el motivo primero de las parejas en crisis es la falta de comunicación e intimidad". Para evitarlo, propone que "las parejas que crean que necesitan estar solos, no se sientan culpables por dejar a los niños unos días con sus abuelos o en unas colonias".

domingo, 27 de junio de 2010

Impotencia sexual

Ya les gustaría a muchos que existiera la "píldora de la felicidad". Algunos creyeron encontrarla en el fármaco Viagra que se presentaba como la panacea para la impotencia sexual. Sin embargo, años después y, pese a su uso extendido y el desarrollo de fármacos de similares características, la impotencia sigue siendo un agujero negro en el que muchos podemos vernos inmersos en algún momento de nuestra vida.
Lo reconoce Freud en el texto "Sobre una degradación general de la vida erótica" en el año 1912, la impotencia psíquica es la enfermedad para cuyo remedio se acude a la consulta del psicoanalista con más frecuencia. No existe persona alguna que no haya atravesado por un momento de impotencia o frigidez. Esto nos ha de llevar a considerar que cuando hablamos de impotencia no debemos pensar todo el tiempo en un pene erecto o flácido, sino en situaciones diversas en las cuales el sujeto, masculino o femenino, no alcanza el éxito cuando éste es esperado.
Preguntarnos acerca de una sexualidad normal, resulta inquietante, es muy difícil decir qué es normal y qué no lo es. Para Freud, lo normal de la sexualidad está muy lejos de constituir una norma. La impotencia y la frigidez, en sus diferentes maneras de mostrarse, son trastornos muy comunes y extendidos que acompañan a la vida erótica corriente. Lejos de lo que podría pensarse, la liberación de las costumbres no ha servido para modificar la frecuencia de estos trastornos. Lo que indica que liberar las costumbres no significa liberar el deseo.
La función sexual se halla sometida a muy diversas perturbaciones, que en su mayoría presentan el carácter de simples inhibiciones. Los síntomas principales de la inhibición del hombre son: 1º. Displacer psíquico; 2º. falta de erección; 3º. eyaculación precoz 4º. falta de eyaculación; 5º. falta de la sensación de placer del orgasmo. Algunas inhibiciones son evidentemente renuncias a la función a causa de que durante su realización surgiría angustia.
Las relaciones sexuales no son más que una de las múltiples expresiones de la vida del sujeto, una alteración de las mismas apunta a una manera patológica de relacionarse con el mundo. La pulsión sexual no tiene como fin original la reproducción, sino la consecución de placer, por ello la conducta sexual de una persona constituye el prototipo de todas sus demás reacciones. Un impotente en sus relaciones sexuales será probablemente impotente para otras actividades, por ejemplo escribir, hablar en público, etc.
Si nos manejamos en el terreno de la genitalidad, se clasifica como víctima de impotencia o disfunción eréctil a todo hombre que no tiene una erección lo suficientemente rígida para permitir la penetración, así como a aquellos que la pierden ante un cambio de postura o poco después de la penetración. Esto le sucede, según los datos, hasta el 20% de los varones en los países desarrollados, de los cuales menos del 10% acuden al especialista para seguir un tratamiento. Lo que caracteriza a la impotencia es una carencia de erección, pero otra forma de impotencia es la desafectivización de los objetos amorosos.
Freud ya destacaba en 1913 la importancia de establecer un diagnóstico diferencial para discernir la participación del elemento orgánico frente al neurótico, sin embargo aún hoy en día no está muy claro, para la mayoría de los profesionales de la salud, qué es la impotencia psíquica, aquella en la que no existe ninguna alteración orgánica responsable. Estrés, cansancio, exceso de trabajo, complejo de inferioridad, depresión, ansiedad, sentimiento de culpa, son los términos habituales que se manejan, pero se quedan cortos para explicar y resolver esta sintomatología. No entraremos aquí en las distintas patologías médicas, ya sean vasculares, neurológicas, hormonales o urológicas, que pueden ocasionar disfunción eréctil. Nos ocuparemos de aquellas otras situaciones en las que el organismo, pese a estar en condiciones adecuadas, no responde con éxito y satisfacción.
Es curioso que esta perturbación ataque precisamente a individuos de naturaleza intensamente libidinosa. A pesar de existir deseo a realizar el acto, el órgano no responde. El fallo no se produce, en la mayoría de los casos, sino con una persona determinada y nunca con otras. En el hombre no han llegado a fundirse las dos corrientes cuya confluencia asegura una conducta erótica plenamente normal: la corriente "cariñosa" y la corriente "sensual". El hombre muestra apasionada inclinación hacia mujeres que le inspiran un alto respeto, pero que no le incitan deseo sexual, y, en cambio, sólo es potente con otras mujeres a las que no ama, estima en poco o incluso desprecia. La inhibición de su potencia viril depende, según esto, de alguna cualidad del objeto sexual. El amor, en ellos, está centrado no en la mujer, sino en la madre. Por ello no pueden hacer el amor con la mujer que aman porque es su madre, mientras que pueden hacer el amor con una mujer a condición de que sea una mujer degradada. En la medida que sea totalmente opuesta a la madre, es que puede subordinarla.
Estos factores que motivan la impotencia psíquica se pueden encontrar en la mayoría de los hombres. En los conflictos neuróticos nos encontramos con el peso de los deseos sexuales infantiles. El pasaje del autoerotismo al amor de objeto, y a la sexualidad normal, requiere la fusión de estas dos corrientes, que por estar sobredeterminada por lo inconsciente, será siempre fallida, insuficiente, errónea. No hay que olvidar que el objeto sexual no es sino un subrogado del objeto primitivo y ninguno de los subrogados satisface por completo. El camino de la elección de objeto le ha conducido desde la imagen de su madre, y quizá también desde la de su hermana, a su objeto actual. Huyendo de todo pensamiento o intención incestuosos, ha transferido su amor, o sus preferencias, desde las dos personas amadas en su infancia, a una persona extraña formada a imagen de las mismas.

(Continuará)

miércoles, 23 de junio de 2010

Charla de Psicoanálisis SOBRE LAS RELACIONES DE PAREJA.


CHARLA-COLOQUIO DE PSICOANÁLISIS

JUNIO, Miércoles 30 a las 19:30 hrs.
LAS RELACIONES DE PAREJA.
Sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés.
C/ Hilera, s/n. Edificio Hogar. Dept. Librería
ENTRADA LIBRE


Las relaciones de pareja siempre son fuente de curiosidad y, muchas veces, de preocupaciones. ¿Cómo alcanzar el éxito? ¿Cómo hacer que funcione la relación? ¿De qué depende nuestra forma de entender las relaciones?
De estos y muchos otros asuntos hablaremos en esta charla-coloquio en la que esperamos que las preguntas del público den pie a una interesante conversación.

lunes, 7 de junio de 2010

Crisis

Los momentos de crisis también sirven para solucionar problemas que en el devenir general no parecían problemas, pero que resulta que son problemas graves y pueden llegar a hundir una empresa, una vida. El que no se da cuenta de esto, será arrastrado por la crisis.

jueves, 3 de junio de 2010

Charla de Psicoanálisis SOBRE LAS RELACIONES DE PAREJA.



CHARLA-COLOQUIO DE PSICOANÁLISIS





JUNIO, Miércoles 30 a las 19:30 hrs.
LAS RELACIONES DE PAREJA.
Sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés.
C/ Hilera, s/n. Edificio Hogar. Dept. Librería
ENTRADA LIBRE

Las relaciones de pareja siempre son fuente de curiosidad y, muchas veces, de preocupaciones. ¿Cómo alcanzar el éxito? ¿Cómo hacer que funcione la relación? ¿De qué depende nuestra forma de entender las relaciones?
De estos y muchos otros asuntos hablaremos en esta charla-coloquio en la que esperamos que las preguntas del público den pie a una interesante conversación.


TALLER DE ESCRITURA EN MÁLAGA



DOMINGOS A LAS 19 HORAS.
(Junio, Julio y Agosto horario 20 horas)

Dirigido a personas que quieran disfrutar de la lectura y la escritura. Además de otros valores añadidos a la experiencia: establecer nuevos intereses y relaciones sociales, superar su timidez, invertir su tiempo libre en una actividad productiva y lúdica, etc. Precio 60 euros al mes. Jóvenes y pensionistas 45 euros.

  

miércoles, 2 de junio de 2010

Odio a los hombres

“ODIO A LOS HOMBRES”

“Ellos son así, traicioneros, infieles por naturaleza, te embaucan y luego te dejan tirada a la primera de cambio”. Cuántas veces no habremos escuchado esto, mujeres resentidas por alguna mala experiencia sentimental o, simplemente, prejuicios sobre el sexo opuesto. Todos tendemos a generalizar alguna que otra vez, pero las verdades como tales, cuando se trata de los seres humanos, no existen.
¿Por qué una mujer puede llegar a decir que odia a los hombres?; ¿puede llegar a ser tan negativo un desengaño amoroso como para poner punto y final a toda oportunidad de enamoramiento?; ¿son todos los hombres iguales?; ¿por qué poner las esperanzas de felicidad en ellos?; ¿acaso son los que nos tienen que proveer de todo?; ¿si una relación sale mal, todas tienen que salir mal?
Cuando se trata del amor entre hombres y mujeres hay muchas ideas preestablecidas, cada uno tiene unas expectativas diferentes que no siempre concuerdan con la realidad. Hombres y mujeres no tienen las mismas necesidades ni tampoco la misma forma de satisfacerlas. Lo que podría ser complementario, muchas veces queremos que sea idéntico, cosa que es imposible. La mayoría de los malentendidos se producen porque no asumimos la realidad de las relaciones amorosas, no se diferencian tanto del resto de relaciones humanas. Tiene que prevalecer el respeto, la educación, el derecho a la intimidad, los gustos propios. Sinceramente, todos podemos reconocer que en pareja la mayoría de estas cosas no se respeta. Existe la tendencia a pensar que tener intimidad es engañar al otro, que si hay proyectos individuales estos irán en detrimento de la relación, que la confianza es mostrarse ante el otro tal cual uno es, es decir, con todos los defectos. Es el principio del fin.
Al igual que podemos hablar teóricamente de cierto desprecio a lo femenino en los hombres, ya sea por desconocimiento de nuestra propia naturaleza o porque en muchas ocasiones sólo hemos sido objeto y no sujetos del deseo; en muchas mujeres también anida una hostilidad hacia los hombres que podemos ver en muchas actitudes feministas. Muchas mujeres atribuyen al varón una vida más fácil y asequible, como si a ellos el pan y el reconocimiento les cayera del cielo sin ningún trabajo previo. Hay que reconocer que si el hombre ha alcanzado algún prestigio social ha tenido que invertir horas de trabajo, dinero y sacrificar muchos momentos amorosos y de ocio. Sin embargo, si queremos alcanzar un lugar equivalente al de muchos hombres, tendremos que tomar un camino equivalente, que no igual, porque el que repite lo hecho jamás lo alcanzará.
Ellos también tienen que abandonar la casa materna para conquistar un mundo nuevo y desconocido, también aman y preferirían quedarse en brazos de su enamorada, ellos también dejan a los hijos con dolor para ir a trabajar. Su mundo lo tienen que hacer con sus propias manos y, muchas veces, construyen parte del mundo de la mujer con la que comparten la vida. ¿Reconocemos las mujeres la generosidad que muchos hombres han tenido con nosotras? Hablamos del trabajo doméstico, de la ardua labor del cuidado de los hijos, pero digno es reconocer que ellos también hacen algo por la familia. Tal vez, unos y otros tengamos que aprender cosas del mundo femenino y del mundo masculino, tal vez no existen medias naranjas, sino medias vidas y a lo que deberíamos aspirar es a ser dos naranjas, tener vidas completas.
Cuando hacemos del amor el centro de todas las cosas, no tenemos en cuenta que, como decía Freud en su texto “El malestar en la cultura”: jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos; jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado a su amor. Diría que esa es la base del resentimiento de muchas personas cuando, tras una ruptura sentimental, afirman no querer probar nunca más esa medicina. Si esperamos que el amor nos genere la felicidad que nos tiene que dar el trabajo, las relaciones sociales, los proyectos sociales, no sólo nos quedaremos sin amor, sino que además, nos sentiremos profundamente defraudados. Si no proyectamos nuestro futuro, no podremos ser felices. La felicidad es la realización de un trabajo, en conjunto entre dos o más personas. Y si no, no hay felicidad. El resentimiento y el odio no pueden ser buenos compañeros de vida, tenemos que reconocer los errores propios cometidos en la relación de pareja, parte de responsabilidad tenemos en ese fracaso y estar abiertos a nuevas personas, no porque sea necesario tener pareja para vivir, pero sí es necesario amar a otros para vivir. Vivir acompañado no es un consejo, es la única manera de vivir.

Helena Trujillo
Psicoanalista Grupo Cero